LA EVOLUCIÓN CREADORA

Quizás pueda leerse toda la obra de Henri Bergson como un esfuerzo por descubrir y reencontrar los equilibrios que subyacen en la evolución —creadora-de la vida. Pero entonces el equilibrio es variación, y sería mejor hablar de sucesivas y perrmÉgtitf&^fe eqflílibraciones y modulaciones de lo rjsn. ¿Pero cuál es su ratío, el estado-interno de la VES&) más bien la tensión que la Hace avanzar difiriendo: 4 Este libro, escrito hace poco más de 100 años, bucea en esta preguntaJ|iaciáíido un "llamado de atención" a lainteligencia^Kimana, "po^áíffijjj^ en su lugar", ya que es ella la quenaturalmente rgspc§?ixiió. Es que la inteligencia, nuestro modo natural de recortar la vida, completamente moldeapa sobre la materia inerte, sobre su momento sólido, pecó por un lado de excesó de orgullo, al intentar najlr pasar su parte por úli todo, y querer aplicar al restoBlis linaites. Luego hizo su catarsis de falsa mode^^^ cuando cayó en la cuenta del des-propósito,^^ declaró su imÉptencia en conocer, pero relegando en el mismo gelíto —complementario del primero- todo aquello sobre lo cual no encontró asidero. Aquí Bergson desglosa la debilidad de dichalf posturas, revelando a la vez su fondo cSpRíri. ¡ Ante el orgullo desmedido, el foco apunará sobre las vías divergentes que siguió el impulso de4a vida, y cómo esta se las arregló para avanzar —desde el sol hasta el último de los retoños-, sorteando todos los escollos. Lo cual de paso hará luz ^>bre la propia fulguración inteligente del animal htfmano. Y ante la modestia excesiva, Bergson hará un llamado a restituir al hombre en lo absoluto -así como a restituir el espíritu a la materia- al develar(se) su participación en una conciencia más vasta, aunque evanescente, cuya intuición se nos ofrece por intensificación y dilatación en el sentido mismo de la vida.